sábado, 17 de julio de 2010

Gael, mi segundo parto prematuro.

Esta aventura comenzó justo el día que nació Néstor y me quedé maravillada con la increíble sensación de traer una vida nueva a este mundo.
Y queríamos otro bebé… quedé embarazada en enero de 2009 y lo perdí en marzo… y de nuevo lo buscamos hasta que en septiembre de 2009 volví a quedar embarazada de Gael. Al principio tuve muchísimo miedo, hasta que me convencí de que el embarazo iba perfectamente. Lo sentía así: visualizaba a mi bebé y me daba la sensación de que quería quedarse con nosotros, de que era grande, fuerte y sano, y después de la prueba del primer screening, con unos resultados estupendos a pesar de la edad mía, empecé a disfrutar de mi barriguita…

En la semana 29+4, control del tocólogo, todo perfecto. Gael era grande para su edad gestacional, todo sobre ruedas… al día siguiente me levanto para hacer pipí a las seis de la mañana y noto líquido cayendo lentamente por mis piernas… ¡No puede ser! ¡Es demasiado pronto! digo algo así como Joooder!... Mi chico me dice desde el cuarto: ¿rompiste la bolsa? ya se lo imaginaba por mi tono… y la experiencia de Néstor. Parecía una fisura, me acosté en la cama de lado, con una compresa entre las piernas mientras Nando preparaba al peque para ir al colegio. Cuando terminó, me ayudó a vestirme y me llevó al hospital mientras él se encargaba de Néstor.

Ya en el hospital un registro, comprueban la rotura de la bolsa y me ingresan, tupida de antibióticos… a retrasar el parto todo lo que puedan, cada día allí es un día más que ganamos para Gael. Ya se trata de hacer de incubadora humana. Se acabó el sueño de parir no ya en casa sino de manera natural. Mi niño Néstor va a dormir sin mamá unas cuantas semanas, a ver si aguantamos hasta la s34. Yo no confío en llegar a tanto pero el personal del hospital me parece maravilloso.
El trato es muy humano… auxiliares, enfermeras, matronas, médicos… registro diario, ecografías, análisis de sangre, qué sé yo… todo cuidados para mi bebé y para mi… Casi todos los días por la tarde, algunas contracciones, aunque suaves. Tengo el cuello del útero en proceso de borrarse, aunque aún está ahí.
A la semana, un estreñimiento brutal después de tanta inactividad. Me ponen un micro enema por la mañana y voy al baño pero…

Mi cuerpo se pone en marcha y alcanzo una dinámica de parto enorme a las diez de la noche. Me ponen suero para detenerlo pero a las 12 estoy de 2cm y medio. Me llevan a dilatación y paritorios, y siguen tratando de parar el parto con sueros y unas pastillas que no recuerdo el nombre. El matrón es un encanto: me baja las luces, me trae una mantita.. hace frío allí… me pregunta los datos y le comento que no quiero epidural, que me habría gustado parir en casa, él me sonríe, es Koldo, tiene un equipo que atiende partos domiciliarios y lo conozco de oídas.

A partir de ese momento me siento mucho mejor, mucha gente de la que hay allí es conocida aunque sea de terceras personas… el miedo desaparece, y sé que voy a traer a mi bebé lo mejor que pueda. Llega mi chico, ¡por fin! son las cuatro de la mañana y las contracciones duelen ya bastante, me examinan y estoy casi de 6 cm, me quitan el suero aunque sigo con los monitores, el proceso ya no hay quien lo pare. Aprovecho y me siento en el borde de la cama para encajar las contracciones. Cuando puedo me levanto apoyada en los brazos de Nando y me abrazo mientras lo agarro con fuerza… y vamos avanzando. Estoy ida a ratos, como en una borrachera, endorfinada a pesar de las circunstancias. Nando me da ánimos, estoy feliz de ver que sabe estar sin molestarme, pendiente, sin hablarme más de la cuenta, nos sonreímos... En algún momento llega la incubadora que tienen preparada para recibir a Gael. Un rato más tarde siento que ya no puedo más y que en cada contracción estoy empujando, comienzo a sentir mi bebé que baja y presiona mucho, muchísimo, sé que voy a parir ya y quiero que me quiten los monitores, me molestan mucho y no los quieren quitar por ser un parto prematuro… Nando llama a los matrones y estoy en completa, corriendo al paritorio de al lado.  Allí está el equipo de pediatría, suplico que no me acuesten, que me incorporen, que quiero parir bien, estoy borracha y en la nube… aunque finalmente acostada, Nando está a mi lado, es 26 de marzo de 2010 y vamos a conocer a Gael!

La ginecóloga me sonríe y pregunta si tengo ganas de empujar y casi sin dar tiempo mi cuerpo empuja y empuja, cojo aire y Nando me anima, ahora sí que duele la contracción, noto a mi niño pasando por el canal de parto… me relajo, cojo aire y me dice, ahora en la contracción cuando empujes, hazlo fuerte, ya casi está… y en la contracción empujo y empujo, ¡la cabeza está saliendo! dice el papá, a mí no me hace falta que lo diga... siento la presión enorme, mi cuerpo parece que me dice, hey, estás pariendo, ese es tu aro de fuego!! cojo aire y vuelvo a empujar y parece que no voy a poder más, la gine me anima y me hace algo en el periné y ayuda a que la cabecita de Gael no vuelva hacia atrás, es tan chiquitito… tiene que nacer deprisa para que haya menos riesgos me explica, y me pide: empuja un poco más! y al empujar noto el pececillo que sale de mi interior, y todo el resto del líquido amniótico que sale, y mi bebé está ahí, pequeñito pero redondeadito, lo reaniman y lo oigo apenas llorar como un gatito, lo meten en la incubadora, no he visto su carita…

Mientras, vuelvo a tener contracciones y alumbro la placenta, los pediatras parecen un pequeño ejército. Yo estoy eufórica, emocionada, pero no puedo parar de llorar… no quería un parto así. 30 semanas y cinco días es muy poquito, pero Gael está muy bien, según me dicen. Me llevan a reanimación y los auxiliares, las matronas, la gine, todos me dicen que lo he hecho estupendamente, me dicen que soy una campeona por el parto que he tenido.

Nando me hace mimos y a las dos horas estoy perfecta, así que me dan permiso para ir a la UCIn a conocer a mi pequeño bebé. Y ahí está Gael en su nave espacial, lleno de cables, sensores, respira con ayuda de un tubito por la boquita, tiene varias vías y lo alimentan a través de la arteria umbilical. Hay que ver cómo progresa y va superando la llegada y la gravedad, es grande para su edad gestacional, pero es un gran prematuro, bastante inmaduro aún, pesa 1.450g y mide 41cm…es precioso.

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